Resumen
En el transcurso de los años ochenta la crisis del sector rural en México siguió profundizándose. Hacia mediados de la década se repetirían efímeramente los éxitos del SAM, alentando perspectivas optimistas en tomo a las potencialidades anticíclicas del sector. Ello se debía a que, entre 1983 y 1985, el comportamiento del agro había logrado un mayor dinamismo que las demás ramas económicas, hundidas en profunda recesión. La agricultura, en estas condiciones, parecía tener la capacidad de aislarse frente a los fuertes desajustes a que eran sometidos otros sectores de la sociedad mexicana por aquel entonces.' Los años que siguieron, sin embargo, en especial los tres últimos, con su ostensible desplome productivo, indicaban que las expectativas mencionadas carecían de fundamento y que, en cambio, el agro tendía a perder sus nimbos en forma acelerada.Descargas
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