La investigación en torno a la industria automotriz ocupa un lugar central en los estudios del trabajo. Esto radica en que algunas de las principales transformaciones en la materialidad de los procesos de trabajo en el capitalismo durante el siglo XX y principios del XXI se dieron en este sector. De manera que su abordaje constituye, al menos parcialmente, un modo de aproximación privilegiado al conocimiento sobre los cambios tecnológicos y organizacionales que tuvieron lugar en los procesos de trabajo, las reconfiguraciones en las relaciones laborales y el lugar de la industria manufacturera en la estructura social del último siglo.
En este caso, la contribución del libro La industria automotriz en América Latina: estudios de las relaciones entre trabajo, tecnología y desarrollo socioeconómico a la producción existente sobre este sector radica en la originalidad de su enfoque y la perspectiva regional que presenta. Respecto al primer punto, como se explicita en su introducción, se parte de entender el carácter mundial de la acumulación de capital y su realización mediante la especialización de la producción global en ámbitos nacionales. Lo que presenta la potencialidad de comprender las dinámicas de la industria automotriz en las sociedades latinoamericanas a partir de las transformaciones en la producción de vehículos que tuvieron lugar a nivel mundial a lo largo del siglo XX y principios del siglo XXI. En relación con el segundo punto, el libro reúne contribuciones sobre cinco casos nacionales: mayormente sobre los tres principales países productores de vehículos en la región como son México, Brasil y Argentina, y también dos capítulos sobre los casos venezolano y colombiano A la vez, incluye un estudio sobre los tratados comerciales involucrados en los procesos de producción y comercialización de vehículos en la región. Esto no solo brinda una caracterización regional de la industria automotriz en Latinoamérica, sino que, en el marco del primer punto mencionado, aporta a una mayor comprensión de las dinámicas del sector en cada país de la región, según su inserción en la división internacional del trabajo. En conjunto, y dada la importancia de la industria automotriz en los procesos de industrialización latinoamericanos, este enfoque resulta sugerente para pensar, como línea de abordaje, las perspectivas para la industria en la región y, con ello, para las sociedades latinoamericanas de manera general, como advierten en uno de los capítulos Dachevsky y Kornbliht, a partir del análisis del caso venezolano.
En cuanto a su organización, el libro está compuesto por dieciocho capítulos (que resultan de contribuciones hechas por treinta investigadores de diferentes países de la región), ordenados en dos grupos temáticos. El primer tomo, Estructura productiva, distribución territorial y formas de reproducción e integración regional y global, compuesto por once capítulos, presenta, en primera medida, una caracterización de la especificidad que asume la industria automotriz en los diferentes países latinoamericanos. Los primeros tres trabajos, a cargo de Fitzsimons, Lucena de Oliveira y Pinto, y Arteaga García, Álvarez de la Rosa y Crossa Niel, respectivamente, lo hacen para los países centrales de la obra ‒Argentina, Brasil y México‒ y, aunque desde perspectivas y enfoques metodológicos disímiles, inscriben los tres casos en el escenario de transformaciones productivas de fines del siglo XX. A partir de ello, se advierte una diferencia central, que se profundiza en los siguientes capítulos, entre la industria automotriz mexicana, por un lado, y la brasileña y argentina, por el otro, en cuanto a su inserción en el mercado mundial. Así, por ejemplo, como muestra Fitzsimons, aunque puedan presentar la apariencia de un cambio cualitativo, las transformaciones productivas de la industria automotriz argentina en las últimas décadas del siglo XX continuaron reproduciendo la especificidad de la acumulación de capital de este país, centralmente como productor de mercancías agrarias para el mercado mundial. En contraste, Arteaga García, Álvarez de la Rosa y Crossa Niel explican los cambios en la industria automotriz mexicana como resultado de «la reasignación del papel de México en la división internacional del trabajo», así como la transformación del patrón de reproducción de capital en el país (Augusto, Guevara y Arteaga, 2020: 155).
Los cuatro capítulos que siguen presentan diversas expresiones de estas diferencias, así como de algunas de las transformaciones de la industria automotriz en estos países en las últimas décadas. En particular, Graña y Cesana analizan los contrastes entre los dos acuerdos de integración regional del continente americano, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), Mercado Común del Sur (MERCOSUR), como expresión de la participación de México, por un lado, y Brasil y Argentina, por el otro, en la nueva división internacional del trabajo. Por su parte, Bil y Harari presentan, desde una perspectiva histórica, las limitaciones de la industria automotriz argentina para la exportación de vehículos al mercado mundial. En tercer lugar, Monteiro Texeira muestra el crecimiento de la participación de nuevos países como India y China en la producción mundial de vehículos en las últimas décadas del siglo XX y las diferencias entre los arreglos institucionales adoptados por estos países y los adoptados por los países latinoamericanos, que posicionan a estos últimos en una relación de mayor dependencia global. Finalmente, Marcial Flores y Ortiz Velásquez introducen una perspectiva poco explorada, como es la relación entre el sector productivo y financiero en los procesos de valorización de los capitales automotrices a nivel global, a partir de mostrar los mecanismos de apropiación de las ganancias de las filiales radicadas en México por parte de las casas matrices para cubrir necesidades financieras.
Resulta interesante el aporte a la obra en su conjunto del análisis de Dachevsky y Kornbliht sobre el devenir de la industria automotriz venezolana: de manera similar al de otros países sudamericanos, su expansión en diferentes momentos del siglo XX no significó un cambio en la especificidad de acumulación nacional basada en la exportación de petróleo. Así, con la caída de los precios de esta mercancía y la crisis económica del país, el sector enfrentó una contracción aguda, «mostrando un escenario aleccionador para el resto de los países sudamericanos» (Augusto, Guevara y Arteaga, 2020: 296).
El primer tomo finaliza con tres capítulos que presentan casos subnacionales: uno argentino, de Falvo y dos brasileños, de Ramalho y Monteiro Teixeira, respectivamente. Una de las riquezas de estas contribuciones está en mostrar el impacto del sector automotriz en las transformaciones económicas y políticas que tienen lugar en el territorio.
El tomo dos, Restructuración productiva, relaciones laborales, acción sindical y salud y seguridad en el trabajo, corresponde al segundo núcleo temático del libro. Aquí radica otra de las contribuciones generales de esta obra al estudio de la industria automotriz, ya que admite su lectura en unidad con el tomo uno y, con ello, el análisis de los cambios organizacionales y de las formas de gestión de la fuerza de trabajo del sector automotriz, como expresión de las transformaciones productivas presentadas en la primera parte del libro.
En este caso, el tomo se organiza en siete capítulos. Los primeros tres, centrados en el problema sobre el papel de las transformaciones productivas de las últimas décadas en las relaciones laborales, y las respuestas y estrategias sindicales frente a esta cuestión. Gómez Zuppa presenta los casos de dos terminales automotrices en dos ciudades de México, en donde los cambios productivos tomaron formas disímiles, centralmente en cuanto al modelo de relaciones laborales que adoptaron.
Los capítulos de Guevara y Marinaro, por su parte, constituyen, en particular, ejemplos de la mirada unitaria que puede hacerse de los dos núcleos temáticos de la obra. Con enfoques metodológicos diferentes, se muestra en ambos casos el avance del capital en la flexibilización de las relaciones laborales en la industria automotriz. En el caso argentino, Guevara muestra cómo en los ciclos recientes de acumulación desde los noventa, los capitales automotrices avanzaron en las formas de súper explotación de la fuerza de trabajo, consolidándose así la venta de la fuerza de trabajo por debajo de su valor como un mecanismo de compensación de ganancia. En el caso mexicano, Marinaro muestra, a partir de un estudio etnográfico de dos plantas del sector, el conjunto de prácticas laborales, en ocasiones represivas e ilícitas, que dan lugar a nuevas formas de relaciones laborales, posibilitadas a partir del accionar articulado entre Estado, empresas y sindicatos. El autor inscribe estos procesos en el contexto de la expansión de la industria automotriz mexicana en las últimas décadas. De la lectura de ambos capítulos, es de notar cómo el avance en nuevas formas de explotación de la fuerza de trabajo tiene por contenido procesos disímiles, dado que, en el primer caso, se muestra cómo constituye un mecanismo de compensación de riqueza, como modo de reproducción de las formas históricas de acumulación de la industria en Argentina.
Finalmente, los últimos cuatro capítulos de este tomo muestran aspectos particulares de las transformaciones productivas de las últimas décadas, principalmente, algunas implicancias del cambio técnico y las innovaciones tecnológicas. Delgado Ramírez y Soto Aguirre presentan el caso de la incorporación de mujeres al espacio de trabajo como resultado de esos cambios. En el capítulo dieciséis, Tabares Quiroz y Correa Vélez introducen, para el caso colombiano, la perspectiva acerca de las implicancias en tanto prácticas de significación que se dan en las organizaciones a partir de los cambios productivos introducidos en el escenario de las transformaciones de la industria automotriz en el escenario global.
Finalmente, de la Vega Bustillos, López Millán y Díaz Muro, por un lado, y Praun, por otro, se ocupan de los aspectos asociados a la salud laboral. En el primer caso, se presentan resultados de un estudio sobre riesgos asociados a la salud de los trabajadores, en el marco de los cambios organizacionales de las últimas décadas, en dos tipos de empresas automotrices, terminales y proveedoras, producto de las características de los puestos de trabajo y los ritmos laborales. Por su parte, Praun analiza los cambios introducidos desde los noventa y en la segunda década del siglo XXI asociados al toyotismo. en el caso de dos plantas automotrices de una filial brasileña, y su particular impacto en la intensificación y flexibilización laboral y sus resultados en términos de la salud de los trabajadores.
En síntesis, en su conjunto, la obra constituye un aporte ambicioso al estudio de la industria automotriz a nivel global en la actualidad, a partir de profundizar en una diversidad de aspectos de las transformaciones que tuvieron lugar en Latinoamérica en las últimas décadas. Al mismo tiempo, dado su enfoque, resulta una contribución para pensar el estudio de las trasformaciones en la acumulación de capital a nivel global a partir de las formas especializadas en que se organiza en regiones y países del mundo.